La primera vez que lo tuvo delante, lo miró fijamente a los ojos. Eran unos ojos negros, grandes, profundos, con misterio. Y supo que lo amaría. Había algo en él que la atraía de una manera enfermiza, no podía dejar de mirarlo, de olerlo, pero sin atrever a tocarlo. Eso podía ser muy peligroso, sabía que en cuanto lo rozara, él la sentiría de la misma manera que ella a él. Y eso era muy peligroso, pero a la vez... irremediable.
En cuanto sus pieles se tocaron, sus cuerpos se reconocieron, sin haberse visto antes. Con la seguridad de que a partir de ese momento, de ese preciso instante, nada volvería a ser igual. Ellos nunca serían los mismos. Todo había empezado y acabado al mismo tiempo. Ella se murió y nació en aquel instante, en cuanto lo reconoció... en cuanto lo vio, lo supo.
Vive...
Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir siempre. ( M. Gandhi)
viernes, 15 de abril de 2011
miércoles, 13 de abril de 2011
Hacia adelante
Siempre me han dicho que no soy muy "normal", dependiendo de con quien me comparen, a veces hasta me parece un piropo. He de reconocer que toda mi vida he sido una idealista, " con los años ya cambiarás, ya madurarás, y verás que las cosas son así" me decían. Pues bien, he crecido, tengo más años y creo que he madurado, pero sigo siendo una idealista convencida. Sigo soñando y esperando: un mundo mejor, un amor mejor, un trabajo mejor... y no me quedo quieta, voy a por ello. Lo que ocurre es que a veces me parece que yo estoy en movimiento, pero el mundo me parece muy quieto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)